Evaluación Psicológica

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Se presenta en base a cinco momentos claves en el proceso de la evaluación psicológica:

Motivo de la consulta, es la razón por la cual el individuo acude al servicio. Debe plasmarse de manera textual y siempre entre comillas indicando además si la persona ha sido remitida por alguna institución o viene por voluntad propia.

Problemáticas asociadas, se hace necesario hacer la distinción entre el posible código diagnóstico del caso de las circunstancias que están relacionadas con la razón por la cual acude para el proceso. Por ejemplo si se acude con síntomas depresivos profusos la problemática del caso puede implica run evento traumático, un proceso de duelo no resuelto, dificultades familiares, etc.

Conocimiento del contexto y áreas de ajuste

Genograma (opcional): Estructura y funcionamiento familiar Antecedentes del desarrollo: Elemento relevantes de la anamnesis a nivel biológico y de aprendizaje. Familiares: Eventos externos y antecedentes psicológicos familiares. Sociales: Relaciones con pares y en estructuras jerárquicas Académicos/laborales: Desempeño, relaciones con compañeros, satisfacción laboral. Psicológicos: Emocional, cognitivo y conductual. Antecedentes psiquiátricos, tratamientos psicológicos previos.

Se establece el planteamiento de una hipótesis asociada a las relaciones probables de las problemáticas del caso con el análisis en las variables dependientes e independientes que serán validadas en el proceso. Estas deben ser coherentes con la información recogida en el encuentro inicial y fundamentos teóricos que validen su planteamiento.

Elaboración de linea de base y comprobación de hipótesis. Se describen los instrumentos o técnicas para medir las variables a manipular durante el proceso. La elección de los instrumentos debe permitir comprobar o falsear las hipótesis con el objetivo de favorecer la toma de decisiones frente al proceso desarrollado o parad ar curso a la intervención.

Toma de decisiones o plan de intervención A partir de la información recolectada a lo largo del proceso, se procede a tomar decisiones con respecto al motivo inicial de la consulta y el propósito de la evaluación realizada.

La evaluación psicológica se define como un proceso, una disciplina encargada de comprender y predecir conductas y comportamientos humanos. Está orientada a la toma de decisiones con el fin de intervenir en la necesidad individual o colectiva de una necesidad, motivo de su desarrollo. Puede ser usada en un contexto laboral para determinar la selección de personal, hasta en un contexto jurídico para determinar la imputabilidad de un delito cometido. Es un proceso diseñado sistemáticamente e intencionado.

Desde la antigüedad ha existido un interés por medir los atributos físicos y psicológicos de los seres humanos. Como tal la evaluación psicológica existe desde el momento en el que el hombre utiliza procedimientos para cuantificar las diferencias entre él y sus semejantes. Aragón Borja (2015) sobre Garaibordobil (1998).

Platón argumenta que la diferencia entre las personas se encuentra en la aptitud para realizar las diferentes tareas. Esta idea la refleja en la clasificación de ciudadanos que se basa en las habilidades y capacidades de cada individuo. Esta clasificación dio origen a la primera aptitud de la que se tiene conocimiento, diseñada para comprobar la idoneidad de cada persona para tareas específicas.

Aristóteles habla sobre las diferencias individuales en términos de capacidades mentales y morales, basadas en el nivel social, la raza y el sexo. Argumenta que estos factores son internos y varían de un individuo a otro. Además, menciona la importancia de las relaciones de poder y presenta una visión machista y elitista, sugiriendo que solo los hombres adultos de clase alta pueden alcanzar la excelencia plena. También introduce el tratado de “Physiognomonica”, que propone la idea de que se pueden determinar las facultades mentales a través del análisis de rasgos físicos y psicológicos, y describe la teoría de los cuatro humores que influyen en el temperamento de las personas.

René Descartes propone que existe una separación entre el cuerpo y el alma. El cuerpo tiene una necesidad de movimiento, mientras que el alma es una característica exclusivamente humana derivada del pensamiento inteligente. Descartes reconoce que el estudio del alma no puede realizarse por procedimientos objetivos y que se requiere la intuición para acceder a esa información intangible. Esta perspectiva influyó en enfoques fenomenológicos y humanistas, y dio lugar al uso de pruebas proyectivas para acceder a contenidos inaccesibles de otra manera.

John Locke, como principal representante del empirismo inglés, sostiene que el centro del conocimiento humano son las ideas, las cuales se construyen principalmente a través de las experiencias vividas. Afirma que el único conocimiento válido es aquel que proviene de la experiencia y lo que se puede inferir de ella. Locke destaca la importancia de la experiencia sensorial en la formación del conocimiento y cómo nuestras ideas se derivan de ella.

Joseph Gall es mencionado como un referente médico que hizo aproximaciones iniciales a la evaluación neuropsicológica. Él reconoció que ciertas facultades humanas están localizadas en zonas específicas del cerebro y que estas podrían analizarse mediante las protuberancias craneales. Esta técnica se conoció como frenología y permitió realizar un mapeo cerebral que vinculaba diferentes características psicológicas.

La escala Binet-Simon (1905), fue la primera escala diseñada para evaluar la inteligencia de los niños. Aquí hay un resumen de sus características clave:

• Objetivo: Medir procesos psicológicos superiores como razonamiento y juicio.
• Habilidades Evaluadas: Incluye atención, memoria, comprensión verbal, entre otras.
• Estructura: Consta de 30 reactivos de complejidad creciente.
• Resultados: Permite comparar el desempeño del niño con el promedio para su edad, diferenciando entre edad mental y cronológica.

Este instrumento fue fundamental para el desarrollo de pruebas psicológicas estandarizadas y la medición objetiva de la inteligencia.

William Stern (1912) definió el concepto de Coeficiente intelectual (IQ) como resultado de la división de la edad mental por la edad cronológica, multiplicado por 100 para eliminar fracciones. Esta fórmula permitió una comparación más precisa del funcionamiento cognitivo relativo de un individuo con respecto a su grupo de edad (etario). Stern también contribuyó a la estandarización de pruebas psicológicas objetivas pues fue el primer instrumento con características de validez psicométrica para medir la inteligencia.

Fue una prueba utilizada durante la Primera Guerra Mundial para evaluar la aptitud cognitiva de los individuos que se enlistaban en el ejército. El test incluía tareas como seguimiento de instrucciones verbales, razonamiento aritmético y resolver laberintos. Más adelante estas pruebas tendrían un componente de neuroticismo o inestabilidad emocional a través del Test de Rorchach o Manchas de tinta, para conocer impulsos que determinan la conducta manifiesta de los individuos, así como de pruebas de aptitudes mecánicas, destreza manual y velocidad y coordinación visual para asignar a los soldados a tareas especiales o labores de entrenamiento.

Los niveles enunciados representan el tipo de análisis que se haga de la conducta registrada:

Representa una muestra de una parte significativa del comportamiento habitual del individuo, a partir de allí establecerá una medida contrastable con un grupo normativo.

Busca identificar patrones y relaciones entre los síntomas y posibles condiciones psicológicas o médicas. Por ejemplo el análisis de variables (síntomas) de un sujeto, que se convierten en la base para que el evaluador pueda correlacionarlos con una posible condición.

En este nivel se establece una hipótesis explicativa para comprender la problemática del individuo, interpretando los síntomas como manifestaciones de un elemento subyacente. Aquí en vez de solo encontrar correlaciones y etiquetar síntomas, se usa la información para explicar el contexto del individuo.

En este nivel ya hay un análisis con una base teórica sustentable aplicable dentro del contexto del sujeto, a través de la inferencia en la evaluación psicológica. Por ejemplo, se establece que “existe una relación inversamente proporcional entre la depresión y la autoeficacia (Pérez & Martínez, 2011)

La evaluación psicológica es lo que ha permitido que la psicología haya sentado sus bases como una ciencia pues permite el acercamiento al paciente desde la disciplina evaluativa con conclusiones cuantitativas objetivas sobre el estado del sujeto que además, tienen en cuenta la percepción propia del mismo y el contexto que se presenta. Estos últimos, considero, son elementos fundamentales a la hora de acercarse a las situaciones individuales de los pacientes pues aunque los sentidos humanos son muy poco precisos para determinar cuestiones tan subjetivas de su entorno, si pueden ser predecibles y analizables desde un punto de vista objetivo que es de lo que se trata la psicología. Es además a través de esta disciplina que el mismo psicólogo puede tener una visión más clara y objetiva sobre el paciente pues también existe el factor humano en la interpretación de las situaciones del mismo por lo que el tener pruebas con confiabilidad nos permite acercarnos a la realidad y asegurarnos de que nuestra labor tiene un fundamento tangible, reconocible en la vida del individuo a intervenir.